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Virutas F1McLaren-Honda: el divorcio y las condiciones

Una de las características básicas de los Fórmula 1, una de las cosas que más llaman la atención a los que lo descubren, es el ruido que meten al pasar (o que metían). Ruido de motores a todo meter en sus RPM, ruido de neumáticos que chirrían, ruido de pistolas de aire. Joaquin Sabina nunca cantó a los Fórmula 1 pero sí al ruido… para hablar de divorcios.

12 min. lectura

Publicado: 01/07/2017 15:30

Ruido de tijeras, ruido de tenazas, ruido de estaciones, ruido de abogados y ruido de escaleras que se acaban por bajar. El poeta jienense nunca se mostró como un aficionado a los coches pero bien podría haber trovado sobre el inminente divorcio entre McLaren y Honda. A pocos les quedan dudas acerca de esta posibilidad y solo un milagro y una lluvia de minolles añadidos e inesperados éxitos podrían modificar el rumbo de colisión de algo que parece cosa hecha. Los de Mercedes, el posible tercero, no quiere ser el que ponga la cornamenta a un matrimonio fallido y ya ha dicho de manera pública que hasta que los otros dos no se pongan en desacuerdo ante el juez, no quieren ni tomarse una copa con los recién predivorciados.

En el escenario se hace patente que tras la jugada deportiva, que es la visible, existe otra de mucho mayor calado, contundencia, y en la mayoría de las ocasiones es la que dibuja destinos y pautas de comportamiento: el negocio.

El nuevo McLaren naranja fue presentado a lo grande, pero muy pocos patrocinadores estuvieron ahí para aprovecharse del tirón publicitario.

La Fórmula 1 es un iceberg del que apenas vemos un 10% cada domingo, mientras que el otro noventa se oculta bajo un mar de dinero, intereses y condicionantes cubiertos de gasolina. Si no se observa lo de debajo, no se comprende lo de arriba y muchos olvidan esto para tasar y valorar sólo lo que se observa en pista.

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En la maniobra McLaren-Honda, tanto de ida como de vuelta hay que poner encima de la mesa no solo lo que se gana o se pierde en pista sino también en la cuenta de resultados netos. No ganar títulos no es grave y resulta asumible, perder millones de leuros no. Que los tíos que sujeten las riendas de McLaren sean ricos no implica que quieran aportar de su bolsillo la pasta que la escudería debería generar por sí misma. Los ricos son ricos porque saben aportar valor a sus pertenencias, manejos y trasteos varios. El valor de McLaren se derrumba a altas velocidades y se encuentra en una espiral a la que no se ve el fin, y o se pega un cambio radical o acabará arrastrando de todo como cuando tiras de un mantel y derribas una mesa para doce comensales.

Una cosa es invertir y otra muy distinta acostumbrarse a soltar manteca

Una de las reglas de oro del economista y multimillonario profesional Warren Buffet es “nunca pierdas dinero”. De acuerdo con esto, una cosa es invertir, y otra muy distinta acostumbrarte a poner pasta para que un negocio deficitario siga siéndolo siempre y de forma continuada tengas que soltar manteca. Esto no funciona así. Los ricos se hacen ricos porque o no se gastan su dinero, lo gastan bien, o lo ganan, no porque parchean gestiones deficitarias.

Se sabe que Honda llegó a Woking con una chequera cargadita de yenes japoneses del orden de, dicen, unos cien minolles al año. En ellos van incluidos los entre 30 y 40 como aportación en lo referente a los motores, parte de la factura que no abonan en cash, pero que su socio McLaren elude pagar. El resto es aportación monda y lironda. Si los orientales se llevasen sus trastos, la cartera iría en el petate y McLaren tendría que encontrar ese dinero en alguna parte pero no le iba a ser (tan) difícil.

Dos puntos en ocho carreras. Un balance dramático para un equipo que aspiraba a conseguir podios y alguna victoria este año.

Hace justo una década, año 2007, el equipo pisaba pódiums, ganaba carreras y rebosaba pegatinas en zonas de la orografía de sus coches que aún están por explorar en otras formaciones. El siempre altivo Ron Dennis obligó a sus anunciantes a poner sus adhesivos en blanco y negro, sin romper la armonía cromática de sus coches, para evitar que acabase pareciendo la Volkswagen camper de un hippie ibicenco. Todos sin excepción tragaron y modificaron sus logos al dictado del amo del cortijo; había cosas por ganar. De aquella tuvieron hasta que elegir entre dos candidatos del calibre de Vodafone y Telefonica para pintar sus flancos; huelga decir cual quedó fuera en aquel invierno de 2006. Ahora lo que adorna los desnudos pontones del MCL32 es la pintura de colores meramente ornamental, sin más. Más pelao que la olla de Peter Sauber.

El descalabro publicitario de McLaren tras el flojérrimo año 2015 fue por valor de 31 millones de leuros según un análisis de la consultora Business & Sport. Por la puerta salieron el Santander, Hugo Boss, Tag-Heuer, y redujeron su presencia SAP y Johnnie Walker. Si al equipo le fuera medianamente bien, tendría más anunciantes. Fíjate en los flancos de los Ferrari, Mercedes, Red Bull, e incluso Williams y Force India. Si llegases con pasta les iba a costar trabajo encontrarte un sitio. Toda pegatina es bienvenida pero los sitios canela están ya todos pillados.

Tú ríete de los de las jarretas de agua y el color rosa, pero no veas lo bien que le va a Force India

En buena lógica McLaren, debido a su potencial, tecnologías, historia y pedigree, no debería estar mucho más atrás del quinto puesto. En esa zona viven cómodamente los chicos de Force India. Tienen un motor cliente, sus instalaciones son muy pequeñas, sus pilotos nunca han ganado carreras, obviamente jamás han sido campeones, rara vez pisan el pódium pero este año andan rondando los cien (si, 100) minolles de euros en patrocinios. Si, tú ríete de los de las jarretas de agua, y el color rosa, pero no veas lo bien que les ha venido a los indios. A los de Woking no debería irles mucho peor si lograsen obtener resultados afines y con un motor decente es muy posible que estuvieran incluso por delante.

Los equipos tienen varios cajeros automáticos a los que acudir, y si uno es el de los anunciantes, no es menos importante la cuantía de lo recaudado del poqueto de FOM. Cada año, en el reparto establecido por Bernie, las formaciones recaudan un porcentaje de lo que el negocio genera. A día de hoy McLaren reside incómodamente en la última fila, el farolillo rojo.

El año pasado la F1 repartió una parte onerosa de estos fondos en función de los resultados recaudados. Cierto es que la mayor parte de lo que trincaría McLaren sería en función de “la prima de salida” y sus años en el deporte, pero de acuerdo con su previsible undécimo puesto de este año no percibiría mucho más de doce millones de euros. El año pasado Manor cobró poco más de esa cantidad por quedar décimos, pero este año Haas entra en el reparto y la cifra podría verse incluso rebajada.

Williams quedaron terceros en 2015 y por ello casi trincaron 45 millones. Según declaraciones de Fernando Alonso y algunos técnicos de su equipo, este año podrían quedar justo por detrás de Vettel y Hamilton con el actual coche equipado con un motor Mercedes. Pocos deberían dudar de la posibilidad de verles terceros o como muy mal cuartos de sumarse esas circunstancias lo que equivale a un beneficio neto de unos 30 millones de euros.

Con un motor al menos 100 caballos por debajo de sus rivales, el MCL32 ha conseguido meterse en Q3 varias veces este año. ¿Qué podría lograr con un Mercedes en la zaga?

En base a este cálculo a ojo de buen cubero McLaren no sólo abandona el lastimero fondo de la tabla de constructores, sino que acaba de recuperar credibilidad, anunciantes, y el dinero de unos premios que perdió cuando comenzó a deslizarse por esa terrible cuesta abajo que ya padecieron otros como Williams y que tantos años les está costando salir.

Por estas cosas Zak Brown dice lo que dice y desapercibido pasa, pero a lo tonto, con un motor decente McLaren podría recaudar no menos de 60 millones de euros, puede que los cien de Force India y compensar eso que ponen encima de la mesa los japos.

Al final, lo dice el saber popular, lo barato sale caro. Muy caro según a quién le preguntes. No hay divorcios baratos, pero a veces es preferirse comerse el ruido de platos rotos, a cenar sopa fría ad aeternum, y a día de hoy ese es el plato único en Woking.

Ruido de tijeras, Ruido de escaleras que se acaban por bajar. Mucho, mucho ruido, Ruido compartido, Ruido envenenado, Ruido platos rotos, Ruido años perdidos, Ruido viejas fotos, Ruido mentiroso, Ruido entrometido, Ruido escandaloso, Silencioso ruido. Ruido qué me has hecho, Ruido yo no he sido, Ruido insatisfecho, Ruido a qué has venido Ruido de frenazos, Ruido sin sentido, Ruido de arañazos, Ruido, ruido, ruido.

Sabina qué tío.

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