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Los secretos del desastre de Faraday Future al descubierto

Tras una extensa investigación de varias publicaciones estadounidenses ha quedado al descubierto el verdadero alcance del caos y los desmanes de la gerencia de Faraday Future, que se postula ya como uno de los proyectos industriales más desastrosos de la historia.

24 min. lectura

Publicado: 14/12/2017 20:00

El FF91 está cada día más lejos de hacerse realidad.

En muchas ocasiones os hemos hablado en esta página del sorprendente caos y desastre que envuelve a Faraday Future. El desarrollo de este proyecto promete ser futura materia de estudio en las facultades de Económicas, pero como ejemplo de lo que no se debe hacer a nivel empresarial. Sin embargo, a pesar de la evidente desorganización que reina en el seno de la compañía, no podíamos imaginarnos hasta qué extremo había llegado su mala gestión. Y la única palabra que encontramos para definirlo es surrealista.

Exhaustivas investigaciones de publicaciones estadounidenses han puesto de relieve el verdadero funcionamiento de la organización administrativa del proyecto, del que desde el primer momento no han parado de salir despavoridos los empleados y ejecutivos que han participado en el mismo.

Desde su propio nacimiento, el proyecto FF ha sido protagonista de nefastos informes acerca de su desarrollo, aunque la gran mayoría de ellos (por no decir todos) han estado centrados en una sola área de negocio, la gestión.

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Como muchos proyectos similares, FF nacía con la atrevida promesa de mejorar el mundo. La marca aseguraba que sus futuros modelos iban a cambiar para siempre la relación que tenemos con el automóvil, su tecnología (en ese momento aún no desarrollada) iba a proporcionar vehículos eléctricos y autónomos con capacidades como ningún otro modelo, que entre muchas otras maravillosas (y no demostradas aún) características iban a estar dotados de una Inteligencia Artificial que iba a aprender de los propios usuarios, ofreciéndoles un grado de conectividad no visto hasta ahora.

El absurdo prototipo presentado en 2016.

Sin embargo, tras todas esas promesas lo único que han mostrado en dos presentaciones consecutivas del Consumer Electronics Show ha sido -en el mejor de los casos- unos prototipos inacabados del FF91, en la última edición. No los tildamos de inacabados por ser meros prototipos, sino porque las unidades que presentaron el año pasado se encontraban a medio terminar, literalmente.

La innecesaria y exagerada expectación que trataron de levantar hacia su proyecto, actitud mal acogida desde el primer momento por los medios, fue solo el primer síntoma de lo calamitosa que era la organización y planificación de este proyecto, que en los últimos dos años no ha parado de generar noticias negativas a su alrededor. Si desde el primer momento se intuyó que la compañía estaba vendiendo humo como método para generar publicidad, según han pasado los meses, ha quedado claro que generar ese humo es lo único que realmente han hecho bien, el resto de sus acciones han sido meros palos de ciego.

La primera pista que adelantaba el desastre fue la ausencia de una cabeza visible del proyecto. Una organización de este tamaño debe tener un líder claro, un director, presidente o CEO que lleve las riendas, y si bien siempre quedó patente (incluso antes de ser confirmado oficialmente) que tras FF se encontraba el billonario chino Jia Yueting, extrañamente nadie figuraba como máximo responsable del proyecto.

En principio se asumió que esta supuesta vacante se debía a la intención de Yueting de no figurar en la nueva organización a nivel oficial, aunque era evidente que estaba muy involucrado en todo lo relacionado con la toma de decisiones en FF, sin embargo, la información aparecida recientemente en medios como The Verge o Jalopnik, dibujan un panorama mucho más desolador.

Jia Yueting, el fundador, entre Kim y Sampson.

Lo que en principio se asumió como un problema de diferencias de perspectivas y filosofía a la hora de trabajar entre la base de la empresa en USA y los verdaderos responsables en China, han resultado ser los simples desvaríos y desmanes de su fundador, Jia Yueting, que parece haber actuado más como un dictador loco que como el intrépido empresario que trata de aparentar.

Los nuevos informes de la prensa estadounidense, sobre todo el último artículo de Sean O’Kane en The Verge y cuya lectura es muy recomendable, ponen de manifiesto la falta de coordinación, previsión y cordura de la estrategia y administración del proyecto. El problema no ha sido simplemente la falta de fondos, sino el descontrolado gasto, los objetivos imposibles y los constantes golpes de timón que Jueting ha impuesto al proyecto.

Empleando como fuente a varios ex empleados de la compañía, incluyendo a algunos que ocuparon puestos clave de la organización, The Verge revela estremecedoras anécdotas y situaciones vividas en el seno de la compañía en los últimos meses.

Administración

Si bien estaba claro que la empresa carecía de un liderazgo sólido, ahora sabemos que, a multiples niveles, simplemente carecía de verdaderos directores. Las pocas personas designadas por Jia Yueting con verdadera capacidad de decisión no solo carecían de la experiencia necesaria para un proyecto de este tipo, sino que no gestionaban realmente nada. Básicamente cumplían la función de nexo entre los distintos órganos administrativos de FF y Yia Jueting en China.

Momentos de la presentación del FFZERO1

Entre las personas mencionadas por The Verge destaca un nombre por encima del resto, Chaoying Deng. Esta mujer, sin experiencia ni conocimientos en esta industria era a quien acudían los ejecutivos de FF para poder acceder a Jueting, generalmente con consultas acerca de las finanzas de la compañía y sobre todo para hacerle la pregunta más repetida en las oficinas de FF: “¿cuándo llega el dinero?.”

El cargo de Chaoying Deng no está claro del todo, dispone de dos perfiles en Linkedin y en uno de ellos se describe como vicepresidente de administración, pero en varios documentos de FF aparece con varios cargos, desde secretaria hasta CEO, cuando es bien sabido que FF nunca ha presentado, al menos oficial y públicamente a nadie en ese puesto.

Su nombre aparece relacionado tanto con FF como con LeEco en diversos documentos desde 2014, incluyendo la compañía Ocean View Drive, una sociedad abierta, al parecer, con el único fin de comprar una serie de mansiones en California (de varios millones de dólares) empleadas por la compañía para albergar futuros fichajes, inversores, fiestas de la empresa e incluso, en uno de los casos, como residencia personal de la propia Chaoying Deng.

A ciencia cierta se desconoce su cargo real en la empresa, pero según múltiples fuentes ella era la verdadera responsable de la caja, la única que tenía acceso a los fondos y estaba por encima incluso de los propios responsables financieros de la compañía, que también desconocían los métodos de Deng para mover u obtener dichos fondos. Deng era la primera que empleaba la frase que se repite en todas las declaraciones de los ex empleados: “No te preocupes, el dinero llega el mes que viene...llega el mes que viene, sigue trabajando, sigue trabajando...”

Uno de los perfiles de Chaoying Deng, en el que no nombra a FF.

Mientras se arengaba a los empleados a seguir adelante, las facturas y posteriores demandas no han hecho más que acumularse, pero en lugar de atajar y controlar el gasto y tratar de seguir una senda bien definida, el estilo autoritario de Jueting lo impedía por completo. Si bien tanto los portavoces de la compañía como el propio Jueting aseguraban en público que FF y Le Eco eran entes independientes, lo cierto es que era el deseo expreso del magnate que tanto el dinero como los empleados o los derechos intelectuales de la compañía fluyeran entre FF en California y LeSee en China, el proyecto de coche eléctrico de LeEco.

Gestión financiera

No han sido pocas las ocasiones en las que han aparecido informes acerca del precario estado económico de la compañía, con la aparición de múltiples demandas por impago a proveedores de todo tipo, pero la realidad es que la situación es mucho más grave de lo que vemos desde fuera. No es que escasee el dinero en el proyecto, es que era gastado a un ritmo endiablado y sin control ni planificación alguna.

Según ex ejecutivos de la compañía, Yueting no solo realizaba promesas irrealizables sino que además marcaba objetivos absurdos, sin base alguna ni estudios de viabilidad previos que avalasen dichos planes.

Un ejemplo muy claro de esta actitud megalómana y errática fue la propia decisión de la gama y su producción estimada. Desde los primeros meses de la compañía, a inicios de 2015, el equipo de ejecutivos presentó a Jueting un plan empresarial que contemplaba un solo modelo que sería fabricado en una planta de pequeño tamaño con una producción máxima (estimada a largo plazo) de unas 50.000 unidades anuales.

El prototipo del FF91.

Este plan no le gustó a Yueting, que inmediatamente solicitó que lo recalcularan con una gama de 4 modelos en distintos segmentos con una producción máxima estimada de 150.000 unidades anuales, sin basarse en ningún estudio técnico o económico, simplemente le satisfacía más esa idea. Tras semanas de duro trabajo, los ejecutivos presentaron los cálculos solicitados, dando como resultado una inversión necesaria que sumaba alrededor de 3.000 millones de dólares para poder ejecutar ese plan.

En el mismo momento que escuchó la descripción del plan, Yueting no solo no discutió las cifras sino que comenzó a elucubrar con elevar la producción hasta los 5 millones de unidades de aquí a 2025. Lo que supondría superar la producción anual de los grupos BMW y Daimler juntos en menos de 10 años. Según los testigos de esta reunión, las palabras de Jueting eran una mera ensoñación absurda e irrealizable, describiendo la lógica de Jueting con esta frase: “si 4 modelos y 150.000 unidades está bien, pues entonces podemos hacer 5 millones de coches”.

De esta manera, FF pasó de necesitar simplemente una pequeña fábrica para comenzar y hacer realidad el proyecto a embarcarse en la excesiva y megalómana iniciativa de su megafactoría de 1.000 millones de dólares en Nevada, a pesar de que los ejecutivos contaban con varias opciones mucho más económicas, entre ellas, la entonces recién clausurada factoría de Mitsubishi en Normal, Illinois, que en aquel momento la marca japonesa estaba vendiendo por solo 1 dólar. Finalmente, tras rechazar la propuesta de Mitsubishi para gastarse 1.000 millones en una factoría no construida, esta fue a parar a manos de una empresa de liquidaciones, que la terminó vendiendo (y muy barata) al proyecto Rivian Automotive.

Son varias las declaraciones de ex empleados que se gastaba a ritmo de jeque, salvo para pagar las facturas de los proveedores, en ese caso, la respuesta era un sucinto “el dinero llega el mes que viene”.

La inmensa factoría de Mitsubishi en Normal que costaba solo 1 dólar.

Como ejemplo, todos en FF cuentan con un excelente servicio de comidas gratuito, confirmado por varios empleados en la web Glassdoor, que debido a su elevadísimo coste llevó a un ejecutivo a sugerirle a Chaoying Deng que se lo replantearan. Sin embargo, esta declinó la sugerencia con la excusa de que bajo su perspectiva era malo no ofrecerle comida gratis a los empleados, a pesar de que se pasaba el día respondiendo que “no había dinero en el banco”.

Aunque quizás el caso más grave de falta de planificación fue la contratación masiva e indiscriminada de cientos de empleados, a pesar de que la compañía ya contaba con cientos de empleados en nómina, muchos de los cuales no tenían aún tareas reales que hacer. Es decir, el crecimiento de la plantilla se hizo por decreto, los responsables de recursos humanos recibieron la orden de salir a captar personal para muy diversos departamentos y simplemente la cumplieron, para puestos que realmente no había que cubrir. Eso sí, todos ellos tenían bocadillos gratis en la cafetería.

De la misma manera, cuando la compañía quería agasajar a un talento que pretendían fichar, este tenía a su disposición las tres mansiones que fueron compradas por la empresa Ocean Drive View por 21 millones de dólares. En algunos casos con chef privado y cualquier capricho que pudieran desear. “Si querían conducir un Ferrari pues se hacían con un Ferrari, y si preferían un Lamborghini pues buscaban un Lamborghini”. En estos casos el gasto era indiscriminado y los fondos inagotables.

De esta manera, según revelan ahora algunos ex ejecutivos, las demandas por impago de proveedores simplemente se fueron acumulando, y aseguran que son muchas más de las que han salido a la luz hasta ahora. Durante todo 2017 el único dinero que parece haber recibido FF es el relacionado con las nóminas, siempre controlado por la Sra. Deng y siempre de la misma manera, tan pronto llegaba se había gastado.

Jia Yueting en una de sus presentaciones.

Jia Yueting

Todos los testimonios de ex empleados coinciden en resaltar el extraño carácter y comportamiento del billonario chino. Este no se molesta en disimular que imita en todo momento el estilo de Steve Jobs, no es que haya pocas imágenes de Jueting, es que en todas aparece vestido de la misma manera. Siempre con vaqueros y jersey oscuro liso y realizando las presentaciones en solitario, en un escenario de fondo oscuro.

Todos los que lo han podido ver en acción le describen de la misma manera: independientemente de la situación su primera respuesta siempre es impulsiva, sin meditar ni comprobar siquiera si es realizable. Si se le ha pasado por la cabeza ya es suficiente para que pueda llevarse a cabo, y de esta manera se limita a dar la orden.

Por ese motivo despreció la inmensa oportunidad que suponía la factoría de Mitsubishi en Illinois, que podía haber sido suya por solo un dólar. Ya que lo que él realmente quería era una inmensa, extravagante y ultramoderna factoría de cristal en el desierto. ¿El motivo?, según varios testimonios porque Tesla tenía su gigafactoría de baterías en Nevada y él simplemente quería otra igual. Según su propia ensoñación, los turistas de Las Vegas se acercarían a verla como si de un monumento se tratara.

De la misma manera creó el proyecto LeSee, un coche autónomo y eléctrico que supuestamente iba a ser desarrollado y fabricado en China y del que solo hemos visto un prototipo. Aunque pronto se descubiró que realmente había sido desarrollado a toda prisa por Faraday Future (gratis) en unos pocos meses a petición de Yueting. En su pomposa presentación el coche entró solo sin conductor al escenario para demostrar sus capacidades autónomas pero en realidad estaba siendo manejado en secreto por control remoto.

La tristemente célebre presentación del LeSee y Yueting con su "uniforme".

A pesar de que el engaño salió a la luz pocos meses después, Yueting anunció que comenzaba las obras de la factoría, en China, donde iba a ser fabricado el LeSee, a pesar de no contar con los permisos para poder fabricar el coche, que recordemos, era irreal y no había sido ni estaba en desarrollo. El concept era un mero cascarón vacío con los suficientes mecanismos para moverse unos metros.

Financiación

La compañía lleva cerca de un año buscando urgentemente financiación, motivo por el cual se fichó de manera estelar a Stefan Krause, antiguo ejecutivo del Deutsche Bank y ex-CFO global de BMW, pero a pesar de haber inversores, sorprendentemente, interesados en el proyecto, ninguna de estas iniciativas ha fructificado. El motivo siempre ha sido el mismo, todos los inversores han exigido que Jueting diera un paso atrás y dejara el camino libre a FF, pero este siempre se ha negado. Lo cual es una ironía, pues Jueting sigue afirmando a día de hoy que no es el responsable máximo y directo del proyecto.

La compañía ya ha pasado por rumores de bancarrota en los últimos meses y los empleados no dejan de salir en manada de la compañía, incluyendo a algunos de los ejecutivos más importantes, incluyendo a aquellos que formaron el núcleo de ejecutivos en la fundación del proyecto.

El Departamento del Tesoro del estado de Nevada ya describió a la compañía como una mera estafa de esquema Ponzi, de tipo piramidal. Pero lo cierto es que a pesar de todo el desastre, Faraday Future no fabrica ni vende nada aún, por lo que no ha cobrado nada de nadie. Los únicos estafados y además a nivel moral y no económico han sido los empleados, que en muchos casos abandonaron sus trabajos para unirse a la causa. La única víctima a nivel económico parece haber sido su propio dueño, Yueting. A simple vista, parece que el destino del proyecto FF está sellado, y ha sido su propio creador el que lo ha condenado.

Maqueta de la megafactoría de Nevada que nunca se va a construir.

Esta misma semana, las autoridades han incluido a Jia Yueting en una lista negra oficial de morosos, lo que le imposibilitará aún más sus movimientos. En su país, pertenecer a esta lista prohibe cualqueir tipo de gasto que no sean los básicos para subsistir, por lo que no solo no puede realizar diversos movimientos económicos, además tampoco puede viajar en clase business, alojarse en hoteles de lujo e incluso comprar cualquier producto que no sea imputable a la manutención básica de una persona, incluyendo los gastos derivados de la familia.

Si por el motivo que sea, la compañía llega a encontrar la financiación necesaria para continuar con el proyecto, y realmente llega a la calle el FF91, ya sea en su formato conocido o cualquier otro, ¿quién en su sano juicio estaría dispuesto a desembolsar 180.000 dólares por ese vehículo?.

Fuente: The Verge / Japlonik

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