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El factor lambda es un parámetro crucial que mide la relación aire-combustible en los motores de combustión interna, asegurando una combustión eficiente y reduciendo las emisiones. Exploraremos su importancia en la optimización del rendimiento y la eficiencia del motor.
El factor Lambda es el que determina la proporción de aire y combustible que debe mezclarse en el cilindro para una óptima combustión en un motor de ciclo Otto. Este factor queda representado con la letra griega «λ» y compara con la proporción estequiométrica de la mezcla.
También llamada mezcla estequiométrica, es la relación ideal entre el aire y el combustible necesario para que la combustión se realice del modo más eficiente posible. Esta relación se mide en peso, no volumen, generalmente en gramos.
Dependiendo del combustible al que hagamos referencia, la proporción estequiométrica será la siguiente:
La sonda lambda es la encargada de medir y controlar que la mezcla que llega al cilindro para su combustión es la adecuada para el combustible utilizado.
Cuando el factor lambda es mayor de 1, es decir, que la proporción de aire y combustible es mayor que la proporción estequiométrica, se denomina mezcla pobre. En este caso el motor está utilizando menos combustible del ideal y consume menos, además de emitir menos contaminantes hidrocarburos y monóxido de carbono.
Por otro lado, se consigue menos potencia, se emiten más óxidos de nitrógeno y se incrementa la tendencia a la detonación (combustión rápida y violenta que puede dañar los pistones). Además, los motores con catalizador son incompatibles con la mezcla pobre.
El caso contrario es la mezcla rica, en la que existe mayor presencia de combustible. Otorga mayor potencia y par motor, pero también consume más e incrementa la emisión de gases contaminantes. Al igual que la pobre, este tipo de mezcla es incompatible con los motores con catalizador.
Cuando arrancamos el motor de nuestro vehículo en frío, el sistema ajusta la mezcla para que sea rica y permita una aceleración clara. En cambio, cuando lo que se quiere es consumir menos con el motor ya habiendo alcanzado su temperatura óptima, se tiende a ajustar la mezcla para que sea pobre.
Del mismo modo, cuando mantenemos el coche parado al ralentí, la norma general es enriquecer la mezcla para vencer con más facilidad las fricciones internas del motor, que no es ayudado por el giro de las ruedas.
Antiguamente, en los motores con carburador, el ajuste de la mezcla se realizaba mediante el estárter o ahogador para ajustar la mezcla en función de la temperatura del motor. Sin embargo, la llegada de la inyección electrónica ha permitido la automatización y precisión de un proceso que ahora es controlado por la centralita o ECU.
La ECU se sirve de la información que le proporcionan los sensores del motor, sobre todo las revoluciones por minuto, el caudal de aire de admisión, la temperatura del líquido refrigerante y la posición de la válvula de aceleración.
Cuando se comenzó a introducir el catalizador en los motores, se hizo necesario mantener el factor lambda en valores muy próximos a 1 para obtener el máximo rendimiento del motor con el menor porcentaje posible de emisiones contaminantes.
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