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Virutas F1El primer día en la nueva vida de Gasly, Leclerc... y Vandoorne

Un donut está compuesto de dos partes. La parte exterior, formada por un esponjoso disco de bizcocho azucarado, y en el centro un agujero, que es lo que te puedes comer de manera opcional o dirigida si te cubres de gloria especialmente el día de tu estreno en la Fórmula 1.

11 min. lectura

Publicado: 02/10/2017 17:30

El grupo cordobés Aslándticos cantaban a la rosquilla glaseada: “Hoy será mi primer día y mañana también, y el resto de mi vida. Porque ninguna tarea me asusta, ningún encargo me disgusta, porque hoy he vuelto a por mi tiempo”. Es precisamente al tiempo lo que intentan torear todos aquellos que prueban suerte en la cúspide del automovilismo. En buena lógica, la animada copla bien podría ponerse en boca de aquellos que el destino puso el viernes pasado en el brete de que dependiendo de lo que hicieran, se dictaminase lo que pueda ocurrir en el resto de sus existencias.

El viernes 29 de octubre no sólo Aslándticos estrenaban su quinto disco, Aquí y ahora, sino que eso mismo se pudieron decir unos pocos de los que tomaron parte en los entrenamientos libres malayos. Aquí y ahora, en ese lugar y momento, se jugaban el todo o la nada tipos como Pierre Gasly, Daniil Kvyat, Sean Gelael, Pascal Wehrlein, Stoffel Vandoorne y Charles Leclerc. Unos porque estrenaban sus propias grabaciones y otros porque les empezaba a sonar canciones nuevas.

Primer Gran Premio de Pierre Gasly en la Fórmula 1, que sustituyó a Daniil Kvyat con solvencia.

Una de las revelaciones del fin de semana ha sido el galo Pierre Gasly. Tras un exitoso paso por las GP2 con un título el año pasado, el becario de Red Bull ha sido traído a rastras desde Japón, donde andaba vegetando hasta que en Toro Rosso hubiera acomodo y ese día llegó la jornada previa al sábado. En la conocida costumbre de no esperar hasta el fin de la temporada para desplazar a los pilotos que caen en desgracia, Herr Marko dio su oportunidad al galo en base a menearle el asiento al defenestrado Daniil Kvyat.

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Gasly no lo hizo bien sino que lo hizo muy bien y lideró las tablas de tiempos en nombre de Toro Rosso todo el viernes, quedó a apenas décima y media de Carlos Sainz el sábado, no se metió en líos, llevó el coche hasta la meta, avanzó un puesto con respecto a la salida y dejó atrás a los dos Renault y los dos Sauber. Esa era su misión: acabar la carrera, no romper nada y no dar la nota. Cumplió. Triste, muy triste debió ser para el ruso sustituido faltar a su primera cita con la F1 desde que en marzo de 2014 debutase en Australia. Pasar de Toro Rosso a Red Bull, ser degradado a Toro Rosso, y que de postre te desplacen durante varias carreras antes de acabar la temporada debe ser un sapo que tragar del tamaño de la provincia de Albacete. Gasly y Kvyat son las dos caras de una misma moneda: el inicio de algo, y lo que puede suponer el final de lo mismo.

El Kentucky Fried Piloto se subió en el primero de sus cuatro paseos programados antes de acabar el calendario

Otro que vive en el lado opuesto del sonriente Pierre fue su temporal socio de box, el indonesio Sean Gelael. El Kentucky Fried Piloto se subió en el segundo de sus cuatro paseos programados antes de acabar el calendario, y utilizó el monoplaza de un Carlos Sainz que andaba quejoso por no poder rodar en Sepang todo lo que le hubiera gustado. Gelael disputa su tercera temporada en la Fórmula 2, está clasificado en decimoquinta posición y en tres años ha pisado el pódium en una ocasión.

Las condiciones meteorológicas no le sentaron demasiado bien a Sean Gelael, que demostró estar fuera de ritmo.

De acuerdo con sus capacidades, experiencia y dominio del monoplaza rodó trece vueltas, una menos que Gasly, pero con igual experiencia en competición sobre un F1, dejó el coche a más de dos segundos de su compañero. Seguramente se bajaría del coche feliz, pero no orgulloso. Tiene dos oportunidades más de enmendar la plana antes de que acabe el año, y le deseamos la mejor de las suertes, pero es obvio que no se ha subido gracias a su bagaje.

Charles vuela, y deja aroma a ganador a su paso

Otro de los estrenos, que pasó bastante desapercibido a los medios de acuerdo con su escaso eco, pero bastante sorprendente en cuanto a sus resultados fue el debut de Charles Leclerc. El monegasco debió dejar con un palmo de narices a Pascal Wehrlein. El germano tuvo que quedar bastante cariacontecido el viernes tras ver como un novato, rookie sin paliativos del encaste de Ferrari, le calzó en tan solo diez vueltas (rodaron el mismo número de ellas) la friolera de cuatro décimas cuando en buena lógica debería ocurrir justo al contrario.

Charles Leclerc está más que acostumbrado a pilotar un Fórmula 1. Ya ha catado el de Haas, Ferrari y Sauber.

Acostumbrado a la poca resistencia que le ofrece su compañero Marcus Ericsson, con toda seguridad la Leclerada tuvo que darle la comida. Cierto es que Charles se subió en un Haas en Silverstone 2016 y quedó a segundo y pico de Grosjean, pero esta currutaca recibida por Pascal a la primera de cambio solo desvela algo para lo que no hace falta ser adivino: Charles vuela, y deja aroma a ganador a su paso. Leclerc les está dando un añito a sus colegas de la Fórmula 2 de los de olvidar, y casi cuenta sus participaciones por victorias. Pocas veces se ha visto un tío tan contundente, serio, rápido y eficiente. Uno de los pocos que se le acercan en su historial delictivo es Stoffel Vandoorne, que tiene su propia historia.

El belga no se estrenó este fin de semana, pero si estrenó una nueva situación, y es algo que puede hacerle cambiar algo, pero por dentro. Stoff llegaba de las categorías inferiores con el aura del que solo disponen los campeones. El problema es que se topó con un ogro: Fernando Alonso. Ser compañero del asturiano es algo que no quiere nadie. Que le pregunten a Lewis, a Fisico, a Trulli, a Massa, a Kimi, a Piquet. En un año acertado, Alonso te duplica los puntos sin despeinarse. A excepción de 2007 y de forma sistemática el de Oviedo vapulea a todo aquel que se le ponga al lado. Ser un novato, caer en McLaren-Honda y tenerle a él de compañero no es plato del gusto de un cualquiera.

En un año acertado, Alonso te duplica los puntos sin despeinarse

El viernes de autos Stoff tuvo que hacer ouija, o vudú, o lo que fuera, porque a partir de esa jornada superó a Alonso en todo. Fue más rápido en Libres 3, el cualifáin, hizo la vuelta rápida en carrera en menos tiempo que su compañero, acabó la prueba en séptima posición y ya le adelanta en la tabla con trece puntos por diez de Fernando. Este tipo de pequeñas cosas, estas situaciones, a veces hacen que tu vida como corredor mute, cambie, y con frecuencia te sirvan de catalizador. A veces ocurre y a veces no, pero no es mentira que Vandoorne se ha encontrado con un panorama nuevo.

Stoffel Vandoorne comienza a justificar su prestigio y en Malasia fue mejor que Fernando Alonso.

Con toda seguridad recibe miradas distintas en el paddock, otras sensaciones en el box, y puede desembocar en un crecimiento personal dentro de esta nueva situación porque los pilotos inteligentes, y el belga lo es, suelen crecer cuando les toca vivir cosas así. Su canción puede elevar su ritmo, y va a ser interesante ver como saca tajada de ello. Para tipos como Vandoorne, Aslándticos cantan cosas como “ Hoy puedo, hoy el premio me lo llevo, hoy me sobra la energía, es el punto de partida”.

Al final del viernes, hubo quien se comió la masa del donut y otros el agujero, pero al final se trata de una suerte de examen a un único disparo en el que te puedes ir al cielo o el infierno por muy poco. No hay una gran diferencia entre el estreno de un piloto y el de un disco nuevo. Hay una audiencia, un escenario, mucho ruido, gente que chilla y salta, pero todo resultado se debe a un trabajo previo. Hay quienes lo hicieron mejor, pero sólo cuenta el aquí y el ahora. Por eso el viernes empezaron varias historias.

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