Sistema de suspensión activa del Citroën Xantia de 1995.
Una suspensión activa es aquella que cuenta con los sistemas y sensores necesarios para gestionar de manera independiente la amortiguación de cada una de las ruedas mediante una centralita electrónica.
Para que un automóvil sea eficaz y seguro, es imprescindible optimizar el agarre de los neumáticos al asfalto. Esto se consigue mediante varias cosas que afectan a los neumáticos y también a la suspensión del vehículo.
Por un lado, es imprescindible que los neumáticos estén en buenas condiciones, ya que son el único elemento que conecta el vehículo con la carretera. Pero, para que eso ocurra, las suspensiones tienen que hacer bien su trabajo o el neumático perderá contacto con el asfalto cuando pase por encima de las irregularidades del mismo.
Qué es una suspensión activa
Como ya hemos avanzado al principio, la suspensión activa se sirve de la centralita electrónica para, a través de sensores y sistemas, gestionar los amortiguadores de manera que cada rueda reciba exactamente lo que necesita en cada momento.
La suspensión activa minimiza el balanceo de la carrocería, mejorando así el agarre y el confort.
Por tanto, la centralita recibe todos los datos registrados y ejecuta la orden de adaptar la dureza del amortiguador de cada rueda de manera independiente. Estos amortiguadores, en el caso de las suspensiones activas, incluyen sistemas neumáticos o hidráulicos que hacen posible un reglaje activo.
Beneficios de la suspensión activa
El beneficio más evidente de una suspensión activa es que mejora notablemente el agarre del vehículo en curva, pues permite que el neumático encuentre unas condiciones favorables para maximizar su contacto con el asfalto en todo momento.
Pero, además, la suspensión activa permite que el conductor y los ocupantes del vehículo viajen más cómodos, pues la dureza de las suspensiones se adapta al terreno y la oscilación de la carrocería se minimiza.
Top Gear compara un Citroën Xantia con su misma versión de suspensión activa.
Y si hay un vehículo que está ligado más que ningún otro a la suspensión activa es el Citröen Xantia Activa de 1995. La marca francesa estrenaba en este modelo una evolución de la suspensión hidroneumática de modelos anteriores, pero que incorporaba control electrónico del balanceo y unas barras estabilizadoras activas capaces de adaptarse a la conducción.
De hecho, el sistema de Citroën evitaba que la carrocería del Xantia Activa se inclinará más de 2,5 grados, proporcionando un nivel de adherencia en curva que la mayoría de los superdeportivos no podían igualar.
Actualmente, existen varios sistemas con barras estabilizadoras activas, amortiguadores adaptativos o suspensiones interconectadas, que suponen una evolución del sistema popularizado por Citroën.
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