Motor.es

¿Qué es el filtro de aire y qué hace? Mantenimiento y tipos

El filtro de aire es un elemento esencial del motor

¿Qué es el filtro de aire y qué hace? Mantenimiento y tipos
Un filtro de aire circular, muy típico de los coches clásicos.

14 min. lectura

Publicado: 10/06/2020 13:48

Actualizado: 10/06/2020 14:09

A medida que la tecnología avanza y los fabricantes desarrollan nuevas generaciones de vehículos, la precisión y sensibilidad de los mismos aumenta para conseguir una mayor eficiencia y rendimiento con un menor consumo y emisiones contaminantes. Por ello, un buen funcionamiento de sus elementos es vital y, para ello, el mantenimiento es la clave.

Para que todo ello ocurra, es importante que el proceso de combustión de la mezcla de aire y carburante sea óptima, por lo que la función del filtro de aire es esencial. Con un aire limpio, además también conseguiremos optimizar el rendimiento del motor, evitar averías y mantener el lubricante más limpio.

Y, a diferencia de lo que ocurre con otros elementos de un vehículo, el filtro de aire no es una pieza cara ni complicada de sustituir, por lo que merece la pena invertir en uno que sea adecuado para nuestro motor y la exigencia que le pedimos en relación a nuestra rutina de conducción.

Calcula ahora el precio de tu seguro de coche

¡Infórmate!

Tipos de filtro de aire

Antes de profundizar en los tipos de filtro que podemos encontrar en el mercado, debemos distinguir entre los destinados al motor y los que se encargan de purificar el habitáculo. El primero se encarga de asegurarse que el corazón mecánico de nuestro vehículo funciona sin impurezas provenientes del exterior, garantizando una buena combustión y lubricación de las piezas que sufren fricción constante a tolerancias mínimas.

El filtro del habitáculo se encarga de purificar el aire que respiramos en el interior del vehículo.

El segundo se encarga de mantener el habitáculo libre de elementos externos molestos como polvo, tierra o polen, algo especialmente importante para los ocupantes que sufren de alergias y que en las épocas de mayor exposición pueden ver incluso mermada su capacidad de atención y conducción.

Actualmente, existen numerosos tipos de filtro en función del material del que están elaborados, destacando los realizados en malla de acero, foam, aceite, algodón, agua o papel, aunque obviamente no todos son igual de habituales en nuestros vehículos.

Filtro de aire de papel o celulosa

Es uno de los más longevos que podemos encontrar en el mercado, pues los primeros filtros de aire estaban hechos de este material y siguen vigentes por lo baratos y sencillos que resulta elaborarlos, además de por ser fácilmente reciclables. Además son bastante eficientes y, para multiplicar su área de contacto con el aire, disponen de varios pliegues con los que filtrar más volumen de aire. Todo ello hace que sean baratos también para el comprador.

La celulosa empleada en este tipo de filtro es extraída de la pulpa de la madera, lo que permite crear una capa altamente microporosa -que a su vez hace posible que el aire circule, pero no las impurezas- que consta de una densidad de entre 100 y 200 g/m2. Para que nos hagamos una idea, un folio convencional tiene una densidad de 80 g/m2. Este papel o celulosa se encastra en una estructura de metal, plástico o similar que aporte rigidez al conjunto.

Sin embargo, este tipo de filtro también recibe críticas, pues hay quien afirma que resta rendimiento al restringir notablemente el flujo de aire que se dirige al interior del motor, obstruyéndose con facilidad. Aunque no es habitual que los filtros de este tipo sean reutilizables, algunos están preparados para lavarse con agua y volver a utilizarse una vez secados.

Filtro de aire de habitáculo

Este tipo de filtro es similar en lo esencial al del motor, pero en este caso su capacidad de filtrado de partículas es incluso superior, pues debe retener polen o polvo de muy pequeño tamaño para ser realmente eficiente.

Del mismo modo que las aspiradoras o robots que tanto están de moda actualmente, disponen de lo que llamamos filtro HEPA (High Efficiency Particulate Air), que es un tipo de filtro de máxima retención de partículas. Otros también incluyen el carbón activado, que tiene una capacidad incluso superior que los HEPA convencionales y puede llegar a retener contaminantes gaseosos, gases ácidos o vapores orgánicos, por lo que también es más caro.

Todas estas cualidades hacen que el filtro del habitáculo se ensucie con mayor frecuencia, por lo que es importante cambiarlo en cada revisión marcada por el fabricante, lo que permitirá un mayor confort interior del vehículo. En este sentido, también influirá si conducimos habitualmente por zonas de mayor polución o utilizamos con frecuencia el sistema de climatización del vehículo.

Filtro de aire de algodón

En este caso nos encontramos con varias capas de algodón prensado fijadas a una malla metálica o plástica que permite dotar al mismo de rigidez. Además, estas capas de algodón se tratan con aceites para así potenciar su capacidad de atrapar impurezas. Puede lavarse y utilizarse varias ocasiones más.

Los filtros de algodón son bastante más caros que los de papel o celulosa, pero también duran más tiempo, siendo habituales en el mercado de accesorios deportivos o de alto rendimiento.

Filtro de aire de espuma o foam

El filtro de espuma de poliuretano o foam tiene como principal cualidad su altísima capacidad de filtrado y que puede lavarse múltiples veces, por lo que es muy demandado en vehículos todoterreno o incluso de competición. Este tipo puede incluso utilizarse humedecido con aceite, lo que permite un incremento del caudal de aire sin comprometer el filtrado de partículas.

Filtro de aire textil

Es, en cierto modo, una variante avanzada del filtro de algodón, pues se sirve de un tejido de alta porosidad que generalmente está confeccionado con este material en su mayor parte.

Filtro de aire en baño de aceite.

Además, su capacidad de filtrado es excepcional y puede lavarse para una posterior reutilización. Igualmente, mejora el caudal de aire y es muy utilizado en vehículos de competición o para aumentar las prestaciones. El sonido que ofrece es también muy característico, aunque para que sea realmente perceptible debe acompañarse de una reprogramación electrónica.

Filtro de aire de malla metálica

Se trata de un filtro de aire fabricado exclusivamente de malla metálica, que es extremadamente fina y se asemeja a la que nos podemos encontrar en las campanas extractoras de las cocinas. Lo bueno de estos filtros de malla metálica es que son eternos y necesitan muy poco espacio para su instalación.

Filtro de aire en baño de aceite

Este sistema es uno de los más complejos y utiliza tres elementos principales: un filtro de espuma o fibra, un sumidero y una malla, formando todos ellos un intrincado recorrido por el que pasa el aire. Las partículas más gruesas quedan atrapadas en las paredes del recorrido, mientras que la malla atrapa las más finas.

Gracias a lo revirado del recorrido, el aire ve aumentada su velocidad y la capacidad de filtrado se incrementa, cayendo posteriormente las impurezas en un depósito de aceite que puede ser sustituido. Como contrapartida, su limpieza es compleja y costosa

Este tipo de filtro fue muy utilizado en la década de los años 60, pero posteriormente fue sustituido por el más barato y sencillo filtro de aire o celulosa. En cualquier caso, se sigue recurriendo al filtro de aceite en vehículos de competición y en los que deben filtrar mucho caudal de aire por contener altas dosis de polvo en suspensión.

Filtro de aire en baño de agua

Su funcionamiento es similar al de aceite y fue muy utilizado durante los dos primeros tercios del siglo XX, pero su menor eficacia hizo que acabara quedando en desuso y fuera cediendo terreno frente a otro tipo de sistemas de filtración.

Tipos de filtros de aire según su forma

Al igual que por su material o sistema de filtrado, podemos establecer una clasificación en virtud de la forma que adopta cada uno, algo que también influye en su eficiencia y rendimiento.

  • Filtro de aire rectangular, cuadrado o cilíndrico: este tipo de filtros son los más habituales que podemos encontrar en nuestros vehículos actuales, especialmente el primero de ellos.
  • Filtro de aire circular: los vehículos antiguos y/o dotados de carburador suelen disponer de un filtro circular de entre 150 y 410 mm de diámetro, aunque cada vez se utilizan más los compactos y de pequeño diámetro en vehículos con aspiraciones deportivas.
  • Filtro de aire cónico: los filtros de esta forma son típicos del mercado de recambios y ofrecen una mayor cantidad de caudal de aire que se dirige hacia el sistema de admisión del motor.

Mantenimiento del filtro de aire

Además de seguir escrupulosamente las indicaciones del fabricante de nuestro vehículo -que suele indicar su cambio anual o entre 15.000 y 20.000 km-, podemos realizar otras comprobaciones para determinar en qué estado se encuentra el mismo.

  1. Comprobar si pasa luz a través del filtro de aire.
  2. Si no es así, lo sacudiremos con cuidado para desprender las partículas superficiales.
  3. Para limpiar con mayor exhaustividad, extraer del vano motor.
  4. Insuflar aire con un soplador desde la parte contraria a la que el filtro recibe el aire dentro del motor.
  5. Sacudir una última vez y limpiar la caja de alojamiento del filtro.
  6. Montar de nuevo.
  7. Si el filtro sigue sucio, sustituir por uno nuevo.

Beneficios de un buen mantenimiento del filtro de aire

Si el filtro de aire está sucio e impide el paso adecuado del aire, durante la conducción podemos observar síntomas como pérdida de potencia y, de no solucionarlo, ello puede desencadenar averías en otras partes del motor.

Por tanto, mantener nuestro filtro de aire en correcto estado nos proporciona los siguientes beneficios:

  • Correcto flujo de aire.
  • Correcto suministro de aire.
  • Calidad de aire mejorada en un 99%.
  • Mayor resistencia a las altas temperaturas.
  • Menor riesgo de averías.

Sin embargo, un filtro de aire sucio o en mal estado puede:

  • Aumentar el consumo de combustible.
  • Reducir la potencia.
  • Desgastar prematuramente piezas internas.
  • Incrementar la emisión de gases y partículas contaminantes.

Compártela en:

Pixel