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Carta de los Reyes Magos a la Fórmula 1

Sus majestades de Oriente han decidido este año invertir la tendencia y ser ellos quienes pidan algunos deseos a los Reyes de la Fórmula 1, que viven mucho más cómodamente que ellos. En esta carta dirigida a personalidades como Sebastian Vettel, Lewis Hamilton, Fernando Alonso o los jefazos de Liberty Media, Melchor, Gaspar y Baltasar piden algunas cosas para mejorar la competición.

12 min. lectura

Publicado: 02/01/2018 11:30

Queridos carreristas:

Estamos hasta la pera de vuestras puñeteras cartas de cada fin de año. Que si un coche que corra, que si un contrato mejor, o que si un motor nuevo. Tenéis la cara como el hormigón armado, chavalotes, no hacéis más que pedir y luego ponéis mala cara a los críos cuando quieren hacerse fotos a vuestro lado. Muchos viajáis en jets privados, conducís de Lamborghinis para arriba, pasáis las vacaciones en las islas Maldivas en chozos de a dos mil la noche, y tenéis novias supermodelos. Nosotros somos monarcas y sin embargo viajamos en camello, comemos bocatas por el camino y dormimos al raso metidos en sacos del Decathlon para llevaros vuestros regalos. Lo peor es que al llegar al portal de Belén ni siquiera hay habitaciones libres en los hoteles de la zona, por AirBnB no encontramos nada, y tenemos que dormir en pensiones de mala muerte para volvernos a Oriente al amanecer. Esto no es un curro, es una maldición.

Por todo ello Melchor, Baltasar y yo hemos decidido que este año la carta os la vamos a mandar nosotros con la lista de cosas que queremos. Si dicen que Lewis, Vettel, Kimi o Alonso tienen la corona de la Fórmula 1 es porque son Reyes, y si también dicen que hacen magia en la pista, entonces ya son Reyes y Magos, así que a ganarse el jornal, campeones.

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Gaspar, que es el rubiales y es muy de Sebastian Vettel, dice que quiere una plataforma digital, desea ver las carreras en algo fuera de una televisión. Se ha acostumbrado a pagarles diez euros al mes a los de Netflix; el año pasado le regalamos una tablet por lo del amigo invisible y ahora se hincha a ver teleseries. Está negro con una sobre Jesús de Nazaret que le encabrona mucho. Se pasa el día gritando por los pasillos “¡eso no fue así, eso no fue así, desgraciaos! ¡Menuda chapuza de serie que han hecho estos burros de Hollywood!”. Y la verdad es que tiene razón. Los romanos eran un pueblo invasor pero trajeron a la zona de Israel las carreras de cuadrigas, y eso no sale en ninguna serie. Vaya mierda de documentación que han usado.

El cine, las series o los documentales han encontrado en estas plataformas una vía de expansión natural. Hasta de YouTube han salido estrellas emergentes que usaban apenas la cámara de sus teléfonos. Ahora resulta que cualquier tirao con un smartphone barato puede emitir en directo y la F1 no puede. El futuro es esto, y no donde estamos ahora mismo, que ya es el pasado. Para llegar a una audiencia atomizada no se puede esperar que te busquen en algo que no sea digital. Pantallas de todo tipo, teléfonos, tabletas, o hasta relojes. Día que pasa y la F1 no está ahí es día que se pierde dinero. Dicen que la industria tabaquera palma pasta por cada día que 10.000 chavales no se echan a fumar. Pues con las carreras pasa lo mismo. Que se espabilen.

Los adelantamientos han sido un bien escaso durante la última temporada.

Baltasar tiene pinta de guay, pero también tiene muy mala leche. Menudos viajes que nos da. Come como una lima y con eso de que es negro salta con el tema del racismo a cada poco. En buena lógica se pone muy loco cuando gana Lewis Hamilton, pero dice que preferiría verle pelear de tú a tú en pista y no arrasarlos con un supercoche. Por ello pide a Ross Brawn que acaben de dar con la tecla en ese túnel de viento que se han comprado, y del que algún día tendrá que salir algo tipo aquel alerón trasero de dos derivas separadas, uno más bajo aun, o un difusor que difuse hacia abajo y no hacia atrás, pero algo Algunas carreras son un poco pestiño porque adelantamientos hay pocos, y eso que este año ha habido la mitad que en 2016. Por eso en su carta pone que haya más adelantamientos, sin DRS, y con coches más igualados. Dice que para procesiones ya están las de Semana Santa o la que montamos nosotros con los pajes, la escolta y por delante los municipales de los pueblos que atravesamos.

Liberty Media ha cambiado su sede central. La sacó de Princess Gate donde la tenía Bernie y ahora están en una edificio moderno, con casi el doble de personal, y un departamento técnico liderado por Ross Brawn y equipado con un túnel de viento que dirima de forma autónoma las formas de los F1 venideros, algo que la propia FIA nunca ha tenido. De ahí tiene que salir algo, y saldrá. Lo dicen los publicistas: antes de anunciar algo, mejora tu producto. Lo del logo, el robot, o las verbenas callejeras no es más que el aperitivo de lo que tendrá que llegar más tarde. La cosa cambia poco, de momento

Checo Pérez mola mucho y ha llevado a Force India a donde nunca antes les había conducido nadie

Bueno, y ahora me toca a mí, Melchor, el del pelo blanco. Aunque en la leyenda diga que vengo de Oriente no es más que marketing. En realidad yo soy español, y me fui a Oriente porque en mi país no encontraba curro, soy emigrante. Les tomé la cabellera a todos, y me tomaron por un Rey de verdad. "¿En España hay Reyes, no? Pues entonces tú debes serlo también". De hecho una vez Flavio Briatore dijo que España era un país de Reyes. Lo que pasa es que en Oriente no saben que sólo puede haber uno; deben pensar que aquí en cada barrio tienen el suyo y a mí me han confundido. La tierra me tira, y por eso me gusta que ganen aquellos que se dirigen a mí en mi idioma. Checo Pérez mola mucho y ha llevado a Force India a donde nunca antes les había conducido nadie, pero necesita dar un zapatazo dentro de su equipo. Lo hizo de miedo, pero Esteban Ocon, otro hispanohablante, le pisa los talones demasiado de cerca, tanto que James Allen le ha nombrado uno de los cinco pilotos del año, y el único de ese grupo que nunca ha pisado un podio. A los dos les pido más ritmo, a cada uno por un motivo distinto.

Carlos Sainz tiene ante sí un gran reto para la temporada 2018.

Carlos Sainz tiene un majao por delante. Su Renault ha dado un paso enorme este año, pero el que viene necesita acelerar de verdad, tiene que empezar a trepar tabla arriba y demostrar que siendo quienes son pueden estar al nivel de sus clientes. Red Bull y McLaren van a estar pisando el cajón de vez en cuando y ellos no pueden quedar demasiado lejos. El ser equipo y constructores debería sumar dividendos, y al madrileño le van a exigir, al tiempo que tiene que chulearle a Hulk, un hueso duro de roer. Le pido que proporcione continuidad a su concurso de 2018, haga lo que haga. Que en Red Bull echen mano de él para el año siguiente, puede ser muy cortarollos.

A Fernando Alonso lo único que le pido, pero al acabar el año, es su tarjeta de usuario frecuente de los jets de Villar Mir que usa para desplazarse. Entre pitos y flautas, entre F1 y WEC, Le Mans, Daytona, Kimoa, su Karting, el equipo de velocidad digital, la autobiografía que sacará a finales de año y todas las aventuras en las que se ha embarcado va a derretir la Iberia Plus o su homónima en aviones privados va a acumular más millas aéreas que toda la flota de Etihad y Emirates juntas. Al final, va a tener vuelos gratis desde que se jubile como carrerista y hasta que sea bisabuelo.

Fernando Alonso tiene planeado un 2018 muy provechoso, tanto en la Fórmula 1 como fuera de ella.

Al de Oviedo sólo le pido que no baje los brazos, que no decaiga, que se vitamínice y mineralice como Superratón porque falta le va a hacer. Bueno, y que ojalá en Daytona, Le Mans, o en la F1 tenga un coche en condiciones; que a lo mejor no sea ganador, pero le veamos cerca de donde debería, para ver cómo pelean los que saben hacerlo pero que no se olvide a finales de año de lo de la tarjeta, que los puntos me vienen de perilla, que este verano quiero irme al Caribe.

A los que leéis no os pido nada, sólo que sigáis por aquí cerca, que disfrutéis de las carreras, que os divirtáis con ellas, y que paséis un buen 2018. Me vuelvo al curro, y me pongo a liar el petate, que salimos para Belén en un par de días y aún tengo que meter muchas cosas en el maletero del camello. Este año a los críos les ha dado por una consola de bolsillo y no veas como pesan las pilas de marras. Lo dicho: una maldición. Me lo decía mi madre, "haber estudiao". Pa esto he quedado, para Rey Mago, pero pedigüeño

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